miércoles, 12 de noviembre de 2008

Tabaquismo y Bien Comùn

El bien común consiste principalmente en la defensa de los deberes y derechos de la persona humana, y abarca el conjunto de aquellas condiciones de la vida social, con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección.
Toda actividad del Estado, política y económica, está sometida a la realización permanente del bien común; es decir de aquellas condiciones externas que son necesarias al conjunto de los ciudadanos para el desarrollo de sus cualidades y de sus oficios, de su vida material, intelectual y religiosa.
El tabaquismo, mas que un hábito es hoy la adicción a una droga, que produce una serie de afecciones ampliamente conocidas provocadas por su consumo y también, aún sin consumir, por el hecho de respirar en ambientes con humo producido por los fumadores: enfermedad coronaria, accidente cerebro vascular, cáncer de pulmón, de la boca, de laringe, esófago, estómago, renal, pancreático y de cuello uterino; enfermedad pulmonar obstructiva crónica; enfermedad gastrointestinal; enfermedad periodontal y enfermedad materna-infantil como muerte súbita, aborto espontáneo y bajo peso al nacer). Arrugas y lesiones en la piel. Enfermedades vasculares periféricas. Asma, etc.
En el tabaquismo las políticas públicas son decisivas porque se trata de preservar el bien común. Y este está relacionado con la prevención y la protección de la salud en cuanto al daño que realiza el humo del tabaco, no solamente en quien fuma, sino también en todos los que se encuentran en el mismo entorno y se ven obligados a respirar el humo del tabaco ambiental.
El Humo del Tabaco Ambiental se difunde y permanece en los lugares cerrados, no siendo suficiente una buena ventilación para eliminarlo debido a que solamente alcanza a "diluir" el humo, que persiste en el lugar, no existiendo un nivel conocido de seguridad a los cancerígenos del humo.
El bien común no se opone al bien particular, precisamente porque beneficia a todos los miembros de la sociedad, y tiene como condición necesaria que cada uno respete los derechos de todos los demás. Por esto la libertad que tienen actualmente los fumadores para adquirir y consumir el tabaco no debe considerarse absoluta y está limitada por el derecho de los demás a respirar aire puro, porque sólo la libertad responsable ante el bien común es capaz de darle base real a la convivencia. Actualmente predomina una mal entendida libertad de lograrlo todo sin importar a quien se lesione o a quien se perturbe
Por esto es necesario vencer las resistencias exteriores y hacer comprender que el Bien Común, incluyendo el de los que hacen resistencia, es y debe ser, éticamente, el propósito de todos los que viven en sociedad.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado que el tabaquismo es la primera causa de mortalidad entre los países industrializados. En Argentina el Estado no ha afrontado este agudo problema de salud con seriedad, debido fundamentalmente a que la elaboración de tabaco y su venta producen una partida enorme de dinero para el presupuesto nacional.
En la OMS se han señalado tres áreas de prioridad para reconducir la globalización hacia el bien común en favor de la salud:
La necesidad de una gobernabilidad global más efectiva, que sea capaz de asegurar al crear los consensos y decisiones políticas, que se tomen en cuenta las necesidades reales de la gente en materia de salud.
La necesidad de generar y diseminar el conocimiento adecuado para informar a los que toman decisiones y a la gente en general acerca de su salud.
El apoyo a la globalización en el área de la salud, promoviendo acciones en el ámbito local y nacional, para lograr una mejor salud, en especial para aquellos de los que se prescinde en la globalización económica.
El mantenimiento de un entorno saludable y exento de riesgos tiene una gran dimensión internacional y la percepción del ambiente como un bien común mundial es más que una figura del lenguaje (OPS 2002)
En nombre del bien común, a la autoridad le corresponde decidir entre los diversos intereses particulares que están en juego en la perspectiva de facilitar a cada uno lo que necesita para llevar una vida verdaderamente humana: alimento, vestido, salud, trabajo, educación y cultura, información adecuada, derecho a fundar una familia, etc. Incluyendo en salud la necesidad de asegurar, a quienes trabajan o se desempeñan en ambientes internos, el respirar aire sin contaminación de humo de tabaco.
En nombre del bien común, las autoridades están obligadas a hacer respetar los
derechos fundamentales e inalienables de la persona humana.
Esto se encuentra asumido en el acta constitutiva de la OMS cuando postula que: "Poder gozar de los niveles de salud lo más alto posible es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinciones de raza, religión, convicción política, condición económica y social. La salud de todos los pueblos es esencial para obtener la paz y la seguridad y depende de la cooperación total entre los individuos y los Estados".
Involucra a cada una de las personas en cuanto susceptibles de enfermarse, y al sector público que debe velar por el bienestar de los ciudadanos. Las políticas en el ámbito de la salud no deben poner como disyuntiva el bien individual y el bien común, porque la búsqueda del bien común pasa por la búsqueda del bien de las personas consideradas individualmente.
A medida que se tome conciencia que fumar no sólo representa un peligro para el fumador, sino también para los demás que no fuman y que se encuentran en ese ambiente con humo de tabaco, las personas comenzarán a expresarse con más claridad y confianza sobre sus derechos y los fumadores tendrán en cuenta que forman un grupo objetado por su actitud desaprensiva contraria al bien común.

"Tu cigarrillo, también los otros lo fuman"

El tabaquismo es la antítesis del bien común y del bien particular porque lesiona ambos. Tanto en el tabaquismo como en el bien común es fundamental y condición mínima necesaria que cada cual respete los derechos que tienen los demás

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